Gente al sol
La exposición del Thysenn es una gran muestra de que, habiendo arrancado ya el cine, Edward Hopper conseguía influenciar a los futuros creadores del cine clásico o incluso del cine más moderno (Howard Hawks, Hitchcock, Win Wenders…). Pero si por encima de todas las virtudes de sus obras, destaca una, esa es la historia. Y cuando digo historia me refiero a la sensación de emociones, anhelos, recuerdos, diálogos… que se suceden entre los personajes que ocupan las escenas retratadas. En la extensa obra del autor americano, uno, sin ser guionista, podría o más bien querría comenzar a desarrollar unas breves líneas sobre lo que se sucede en escena. ¿Qué comentan aquellos dos personajes en la habitación? ¿A qué se debe el enfado de esa mujer en la primera fila del teatro?. Incluso se puede imaginar a la señora de la limpieza cantar en “El apartamento".
Four Lane Road
Hopper pudo pecar en su época de arriesgado, con obras atrevidas en lo que al encuadre se refiere, siendo esta sin duda esta la mejor época del autor. Y ese este encuadre el que fascina, el que no pasa desapercibido al visitante. La ya citada obra “El apartamento” es la máxima significación de querer plantear un universo más inquietante o cuanto menos inusual. A ella le siguen otras como "House at dusk" “Dos puritanos" "Nighthawks"o "Ventanas en la noche" , que son sin duda el máximo ejemplo de lo que un cineasta define cuando decide plantar la cámara y definir su estética. Sobre esto, el cine independiente tuvo mucho que recibir, pues es gran seguidor de querer situarse más o menos alejado y más o menos formalista de la acción que ocurre en pantalla.
Hopper es un pintor original, lleno de historia en cada composición, absoluto conocedor de la iluminación en escena y retratista cinematográfico e incluso televisivo. Y en esto último apunto hacia obras que bien podrían ser planos de situación de una actual serie americana ("La casa de Marty Welch"), escenarios actuales de un thriller ("Gas") o un cine más de autor con la soledad como protagonista de tantas mujeres solitarias retratadas en cafeterías o habitaciones. Sin duda, por esto último, el autor es considerado como un ilustrador de la soledad de la sociedad estadounidense del momento.
La casa de Marty Welch
Hopper es cine en estado puro, ya que incluso el estatismo de sus personajes (más allá del concepto obvio de hablar de una imgaen fija) emociona, nos hace cuestionarnos, e incluso nos hace imaginar que ha sucedido segundos antes en esa escena y que estará por llegar ante tal situación plasmada. Bien es cierto que en esta exposición falta media docena de obras representativas del autor, como aquellas cafeterías nocturnas que emanan soledad, pero en términos generales y como amante del cine y de la pintura, esta es una muestra que no se debe dejar escapar. Hopper, pintor e inevitablemente cineasta.
Relación entre la obra de Edward Hopper y Alfred Hitchcock.