miércoles, 23 de diciembre de 2009

La sonrisa más bonita del mundo

Estos días me he puesto con una nueva canción. Lleva nombre con mayúsculas, el de mi querida amiga María. La letra no es otra que la de las ganas que nos ha dejado al resto de amigos y familiares por vivir. La fuerza, la motivación y sobre todo la sonrisa para afrontar cada minuto.

Quizás cobarde, quizás por no saber que había al otro lado, desde su muerte no había ido a ver su padres, bellísimas personas de las que sabía por otros amigos y familiares. Siempre con los amigos en común la recordamos, brindamos y nos emocionamos con cada cosa que tiene que ver con ella. Pero estos días que por fin me asiento medianamente en mi tierra (más de 48 horas seguidas, todo un récord), no tengo excusa, quiero y necesito ver a sus padres. Tengo unas ganas incomensurables de verles y hablar sobre nuestra niña. Ya en el camino a casa, con bombones en mano, comienzo a emocionarme, llegando con los ojos llorosos. ¡La de horas que pasé en esa casa!

María no se ha ido, llevamos un pedacito de ella cada uno de nosotros, y la que más, Marisa, viva imagen de ella. Me abre la puerta y me abalanzo a abrazarla. Se parece tanto y se expresa de forma tan similar a María que me entran ganas de no parar de darle abrazos y soñar con que ha vuelto. Me coge de la mano, y me echo en cara no haber ido antes, no haberme dado cuenta que compartir anécdotas con ellos es la mejor de las medicinas. Sentimos que María está más viva que nunca.


Hablamos de María, de sus dotes artísticas (yo siempre dije que era una actriz como la copa de un pino) de cuando tocaba el piano, de los viajes juntos, de sus agobios, su casa en Madrid, nuestros amigos y sobre todo de lo que significaba tenerla cerca: puro optimismo.

Nos emocionamos, nos miramos a los ojos y nos alegramos de que los que nos hemos quedado estemos bien. Valoramos más que nunca cada detalle de la vida. Si bien creo que este 2009 para mí ha sido un año excelente, creo que el poder haber recordado a María con sus padres me ha hecho arrancarme la mayor de las sonrisas. Cada minuto más grande y así cerrar un año con ella, cogido de la mano.

Luego queremos preocupamos por cosas tan nimias, absurdas y sin valor cuando todo excepto la muerte es remediable en la vida. Y cuando pasa aprendes la lección de tu vida, y tomas a tu gran amiga como la mejor motivación para emprender cada proyecto en la vida. Y aprendes a ser más feliz y tomar como excusa la vida para dedicársela a ella.
Y sí, sigue aquí, con más fuerza que nunca, cantando con dos copas de vino "La canción de las noches perdidas", ahora transformadas en encuentro.

Y me alegro, he llegado a casa, sorprendido por el espejo del ascensor, con la misma sonrisa con la que nos recibía María, de oreja a oreja.

Dando la razón al tiempo
dentro de lo que fue un tiempo de sin razón
Seguimos encontrándonos
en cada estribillo, en cada canción,
cuidando el uno de otro con la misma sensación.

domingo, 13 de diciembre de 2009

El local del año: La sueca


Madrid consigue atraparte en pocos días. Te da su nacionalidad con tan solo recorrer sus calles y conocer a sus gentes, la mayoría anteriormente atrapados sin ser de aquí. Ese es su encanto, atrayente, amistoso y como no decirlo, lúdico-festivo, como la Sueca.

Igual es la receta explosiva de juntar innumerables cosas positivas que te arrebatan el poder de crítica.

Risas, atrrezzo inverosímil,
"Permormances" a lo mami liendres,
copas, pelucas, dosis de amistad,
innegable don de la ubicuidad

chicos, chicas de ponerse a mil,
música salpicada de ironía,
aplausos y un bravo prolongado,
strippers de buen calado.

Amigos, conocidos,
camareros provistos de lo prohibido,
escenitas de matrimoniadas,
cantantes, guionistas, escritores,
la creme de la creme
y sigo echándoles flores.

Con "S" de Sueca,
de sin vergüenza,
de sábado bendito,
de saber que esto está escrito,
pues si la pisas ahí te quedas,
a los nuevos les escucho: yo repito.

Y cada semana
al otro lado de la barra
haces lo que te viene en gana
desde lara croft a pirata
todo servido en bandeja de plata.

A veces a uno le regalan
segundas casas de madrugada.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Colores que marcan: Azul


Según las estadísticas es el color preferido por la humanidad
El azúl es ententido como sinónimo de fantasía, divinidad, fidelidad, compromiso y frío.
Existen hasta 111 tonalidades de azul. Considerado color primarios

El azúl puro ultramar es el color más caro del mundo, con un precio que supera en mercado los 1500 euros/kg.
Por otro lado, el azul índigo es el azul más utilizado en el mundo.

Curiosidades y anécdotas

La terminología adoptada para la realeza sobre tener "sange azul" proviene del español. Antiguamente los reyes españoles provenían de familiar europeas y su piel era mucho más clara que la del campesinado que trabajaba bajo el sol. Esto últimos al ver que a la realeza de tez clara se le notaban las venas, decían que por su sangre corría sangre azul.

En Inglaterra el azul es la fidelidad (true blue) y el rito nupcial inglés lo exige en el ajuar de la novia:
"someting old, something new, sometinhg borrowed, someting blue"

"Solo es una azul" era sinónimo en Alemania de jóvenes perdidas ya que las madres solteras no podían llevar delantales blancos como el resto de mujeres casadas, sino de color azul. Por otra parte, también en Alemania se denominaba medias azules (Blaustrumpf) a las mujeres que no cumplían con el papel clásico femenino (niños,cocina,iglesia) debido a la intelectual Elisabeth Montagu que celebraba reuniones considerados acontecimientos culturales vistiendo unas inusuales medias azules.

Técnicas y composición

El rojo resplandece cuanto más cerca esta, si nos vamos alejando toma colores más azulados. De ahí que el azul sea el color más idóneo para crear profundidad.
Solo imaginemos el mar o el cielo.

Valor interncional:
Color de la paz, de Europa y de los grandes méritos.

En la foto, uno de los azules más reconocidos en el arte: el azul patentado "Yves Klein"

miércoles, 20 de mayo de 2009

Cuando el cine español nos encuentre (remedios para una enfermedad longeva).



Ahora que leo la candidatura de la Señora Mayor (aka Alex de la Iglesia) a presidir la Academia de Cine, me viene a la cabeza todo lo que remueve la industria de nuestro cine. Sabemos que no existe el término medio. Como dirían los populares si hicieran política cinematográfica: una España dividida. Eso sí, numeritos como el de "no a la guerra en los Goya" o los 15 millones a fondo perdido de Telemadrid a Sangre de Mayo, crean dos cines (políticas) que nunca convencerán a la mayoría.

Es de aplauso que Alex de la Iglesia pretenda reunirnos a todos dentro de la Academia y poder soñar con un cine español de imagen renovada, o debiera decir ¿menos criticado y más artísticamente valorado?. Han leido ustedes bien, Almodóvar y Garci cuasi de la mano compartiendo experiencia. Más izquierda y más derecha que eso no creo que haya en nuestra industria, así que no nos quejemos. Seguro que será mejor intención que la del generalísimo hace décadas que con intención de defender el castellano se cargó el cine patrio a base de dar licencias a los americanos, doblando sus películas al castellano y echando por la borda la producción nacional.

Pero antes de meditar intenciones, ¿De qué ha servido la Academia?.Más bien de poco, tan poco que paso por momentos en los que nadie quería llevarse el cargo consigo. Aunque quizás el problema pueda convertirse en solución, haciéndonos ver que un organismo tal podría tener el poder, y consecuentemente prestigio suficiente, para hacernos reflexionar sobre el estado de la industria por un lado (autocrítica) y por otro sobre los prejuicios infundados por algún que otro español de a pie (lease aquí: no veo cine español porque no me gusta, luego, nunca ves cine español para que te pueda gustar).

Es muy frecuente escuchar esta frase al uso: "a mi el cine español me parece una mierda" o "yo soy más de cine de palomitas" (versión edulcorada del primer comentario), pero también nosotros en algunos aspectos nos ganamos algunos enunciados a pulso. Lo que no podemos negar es que este año nos hemos hecho ya un par de pelis de cine de palomitas (Mentiras y gordas, Fuga de Cerebros) que equiparándolas a su homónimo en el cine yankee no me parece mal rodar películas comerciales (y malas) para hacerle al menos competencia en esto a los estadounidenses.

Producimos el doble de películas que los británicos cuando ellos además nos superan en población, y como este, numerosos ejemplos hacen de esto un mecanismo empresarial de cine cercano al despropósito. Partamos del gran problema de nuestra industria; la inexistencia de ella. La Academia del Cine puede empezar a cobrar un papel importante y hacer presión a los diferentes organismos que mantienen el cine español, desde FAPAE, EGEDA al ministerio de Cultura.

Las subvenciones del MInisterio de Cultura sostienen entre un 20-30 % de cada una de las películas (salvo excepciones) a pesar de ello, por esenciales que parezcan, se puede con un plan a largo plazo hacerlas desaparecer por otras propuestas menos críticas y criticadas: desgravación fiscal por invertir en cine (la hay pero es un porcentaje paupérrimo), la concesión de créditos a menor número de películas, acelerar el proceso de recaudación de taquilla (de media una película recauda lo ganado hasta 3 años despues, etc), proteger el cine con medidas similares a las del país vecino, etc.

Todo esto provoca que las productoras, repito siempre hay excepciones, que buscan, pensando en los tres años que tardarán en obtener beneficios, en producir una película detrás de otra para poder ser los primeros en devorar las ayudas ministeriales. Su consecuencia es dejar en último lugar el cine como obra artística y/o comercial. Lo he vivido en mis carnes, películas de tres millones de presupuesto hacerse por la mitad (aquí entra también la cuestión de que quien produce se queda con la mejor parte), resultado de esto: ni más ni menos que un gran bodrio. Y como este infinitas herramientas que pretenden de primeras fomentar la producción del cine; y lo hacen, produciendo mucho, vamos, como quien hace churros.

Los principales responsables de la industria saben la solución pero nuestro cine está tan viciado y en algunos casos tan asentado (cual funcionario de hacienda) que no hay indicios de empezar a moverse. No es un misterio que el cine español tenga soluciones.

Podría empezar con esto a asomar tanto en su calidad artística como en taquilla si nos dedicáramos a aunar esfuerzos, producir menos películas de un mayor presupuesto y eligiendo un modelo de producción cercano al que llevan los estudios hollywodienses o contratando a los técnicos como trabajadores de una empresa y no por película realizada. De este modo por pura ley económica la industria se regularía: tendríamos menos películas, mejor seleccionadas en sus guiones, todas ellas estrenadas (más de la mitad de las películas producidas en España ni conocen el estreno en salas de cine) y con una promoción decente y en su medida competitiva con el cine americano que nos desgarra. Cuidado, esto no tiene porque dañar al cine de autor o minoritario, todo tendría su cabida en este entramado.

Y tímidamente algunos ejemplos salen a la luz: como El horfanato o el Laberinto del Fauno pero, ¡queda tanto por hacer!

Fijemonos que casualmente este año, y me apuesto unas cañas, será si lo que viene no falla a la expectativas de los mejores (por no decir el mejor) de cuota de pantalla para el cine español. Estaremos cerca del 20% si completamos con la llegada de películas como Ágora de Alejandro Amenábar, Gordos de Sánchez Arévalo, Rec2 de Balagueró y Paco Plaza,la última de Trueba, Coixet...

Pero ojala y me pille los dedos atreviéndome a decir que esto puede que juegue en nuestra contra, pues será fácil hacer salir a la Ministra de turno a la palestra a decir "el cine español va como nunca" y con una gran sonrisa no mover un ápice de las propuestas o intenciones que políticos y empresarios enuncian como la panacea meses antes.

De 2010 ya hablaremos porque este año no se está rodando nada (hasta Alcaine está haciendo tele)...entonces si habrá crisis.

lunes, 27 de abril de 2009

Discos eternos (2): Chavela Vargas en el Carnegie Hall




"Chavela no canta, Chavela se transforma en una canción"

Rasgada, arrastrada con litros de tequila a sus espaldas, Chavela es arte.
De puño y letra, Sabina y unos cuantos la adoran entre melodías, oléos y sombras.

Ni la khaló le supera a pesar de la ardiente mejicanía que trae su origen.
En este álbum, se le oye respirar, transpirar, prodigar rabia y sentimiento. Algo, que aunque parezca mentira suele faltar en la música de directo, a la comunión inmediata entre artista y público. El escenario, inigualable, donde grandes como Billie Holiday dejaron posos de las noches más mágicas de Nueva York.

Da cabida a las bromas y al buen humor macorino, a saltarse las normas entre gringos y hablar con orgullo el español. A poder decir con toda su lindeza "i lo yu", a dejarnos entrar en el sufrimiento lírico que emana de sus poros.

A veces las cosas simples son aquellas que con un llanto consiguen entusiasmarnos, ponernos en pie y recordar todo lo que una persona puede llegar a experimentar: Este disco es eterno por que muestra el camino de toda una vida, de cualquiera de la que nosotros reocorrreremos, esperando que en ella haya más alegrías que penas, pero sobre todo lo que es ella, la sensación de estar vivo.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Cuestiones de Vagabundeo.

Esta vez no escribo, me quedo sumido en las palabras que escribe mi tío a colación de su personaje en el contexto social e histórica.



Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber… estaba desnudo y me vestisteis (Mateo 25 – 35 y 36)

En todo pobre, en todo mendigo está Cristo.
Los judíos, al poner la mesa en las grandes festividades, colocan un cubierto de más a la cabecera. El Mesías podría llegar en cualquier momento, y quizá hambriento.
Desconozco si en las religiones panteístas y paganas se invita a la caridad; quiero creer que sí pues, al margen de lo espiritual, toda religión es contención del caos, organización de apetitos e instintos –cuando no represión- y voluntad de suavizar las costumbres, en definitiva civilización.
El cristianismo, la religión que ha informado Europa, reivindica y exalta la mendicidad: San Alexis viviendo bajo la escalera de lo que le dan de comer; San Julián Hospitalario calentando con su cuerpo desnudo al mendigo leproso; Francisco y los franciscanos, orden mendicante, que, por no poseer, ni siquiera el basto hábito que los cubre les pertenece.
La caridad se ejerce en primer lugar con el pobre. En la cultura laica, caridad se traduce por solidaridad y se la inscribe en un contexto político-social de lucha contra la miseria y contra la desigualdad y por la justicia e igualdad de oportunidades. Una sociedad que no haya erradicado el hambre es una sociedad muy menguada. Dice San Anselmo que al pobre no se le da, sino que se le restituye. Caridad y solidar
George Orwell entrega una parte de su vida, de manera voluntaria, al mundo áspero, desnudo y a la intemperie del vagabundeo. En el Blow up de Antonioni, el fotógrafo protagonista se ha disfrazado de pobre para obtener así, mejor y de más cerca, con vistas a un reportaje gráfico, instantáneas del sub-mundo urbano. Investigación moral personal en el primer caso. Disfraz profesional en el otro. En ambos, herederos modernos de Diógenes el Cínico, por muy loable y arrojada que sea la conducta orwelliana, hay artificio, casi pose intelectual; sí, porque no han sido los avatares de la existencia los que los han empujado a abrazar la vida del azotacalles miserable, del gallofero, sino que, precisamente porque se amparan en una decisión libre, ambos están facultados , por su formación y por su salud mental, a abandonarla en cualquier momento y reintegrarse, a voluntad, en el mundo del trabajo. Se trata en definitiva de una decisión reversible. En la vida del auténtico vagabundo, no hay posibilidad de vuelta atrás.



Sin embargo, a pesar ade que nadie se atrevería a poner en tela de juicio los conceptos morales de la caridad-amor o de la solidaridad, el vagabundo causa rechazo, tanto físico por su falta de aseo y desaliño exacerbados, como social pues no es un pobre cualquiera ya que se ha colocado completamente al margen de la sociedad y de las relaciones de producción; además su salud mental zozobra, contribuyendo a ello poderosamente el alcoholismo, estigma al que está prácticamente condenado a la postre, al menos en un alto porcentaje de casos. Y así, en gran medida, su acusada presencia física, desmentida por su ausencia mental, nos impone, suscitando en nosotros el temor.
El vagabundo, pues, más que el pobre a secas, nos coloca ante una contradicción moral, genera en nosotros una tensión y un problema prácticamente insolubles. Aunque deseemos ayudarle, sus características psíquicas rechazan e imposibilitan toda ayuda; si bien deseemos reintegrarle, él es absolutamente irrecuperable. No puede ni quiere volver a la comunidad humana, aunque no pueda desprenderse del todo de ella pues su conducta de supervivencia es ineludiblemente parásita.
El vagabundo es solipsismo radical en lo social y en lo mental. El vagabundo es pura soledad y por ello infunde miedo. Como los locos y la locura.
El vagabundo representa todo aquello que queremos conjurar y que, sin embargo, a todos nos está reservado, esto es la desnudez, el desvalimiento, la fragilidad, la vulnerabilidad, la soledad extrema y absoluta, el irse deshaciendo poco a poco, consumiéndose y desapareciendo, en definitiva la muerte.

En un delicadísimo poema en prosa, Baudelaire habla de la soledad del miserable y, si no voy errado, de cómo con la soledad de un perro errante, juntándolas, ambos, hombre y animal, harán una casi compañía. Creo que incluso esto, la casi compañía, al auténtico vagabundo, le queda fuera del alcance de la mano.

En este cortometraje no habrá más que un protagonista; no puede ser de otro modo. El único personaje vaga solo por un mundo habitado, pero rozándolo, sin entablar nunca auténtica conversación con él pues su permanente soliloquio se lo impide. El vagabundo verdadero es esencialmente transmundano.

Dice Ortega que el vagabundo es personaje internacional: el de Moscú, el de Québec, el de Tokio, el de Madrid, visten de la misma manera, exhiben el mismo enmarañado y grasiento despeinado, caminan de idéntico modo vencido, gastan un mismo olor. Es cierto. El vagabundo es más internacional, más igual que incluso el loco.

¿Por qué se es vagabundo? Por razones sociales, laborales, psíquicas, afectivas… Este corto no indaga al respecto. El actor que lo interpreta habrá de saberlo, conocerá su por qué y su pasado, y actuará en consecuencia. Nosotros no podemos penetrar en él, en su invencible, indómita locura, en su reivindicación desesperadamente solitaria de la libertad negativa, ajena al prójimo, indefensa, autodestructiva, desesperanzada, nihilista, arisca, estéril, ausente.

Mariano Aguirre