Discos eternos (1): Grace - Jeff Buckley

Quizá las estaciones marquen pasos en los ritmos musicales. Ahora que estamos más cercanos del edredón o la estufa que de los pantalones cortos, uno termina por pasar tardes acompañado de discos que emanan calor.

El caso de Jeff Buckley trae consigo un aura especial por ser de esos artistas que murieron cuando apenas habían públicado en vida un solo trabajo. Un único álbum que ha sido referente para numerosos músicos de hoy en día y que apuntaba hacía un genio más de la historia de la música.

Pero en este caso, la historia que suele estampar a los genios en sus páginas por muertes accidentales, sobredosis o asesinatos, se llevo a Bucley ahogado con apenas un puñado de canciones como legado. Muchos siguen preguntandose que hubiera emergido de una carrera más dilatada; entre ellos, míticos como Neil Young, Paul Mc Cartney, Jimmy Page o Bob Dylan, quienes alabaron su primer trabajo titulado "Grace". Otros como Pj Harvey o Rufus Wainwright optaron por dedicarle un tema al cantautor americano.

Canciones que abrazán la melancolía. Guitarras que reclaman libertad. Voces tímidas y en otros momentos rabiosas, pero VOZ única e inconfundible.
Himnos como "Haleluyah" de Leonard Cohen, que tan sabiamente por los críticos versiono Buckley consiguiendo hacer una obra maestra definitiva.

A la edad de 30 años y cuando preparaba su segundo álbum, Jeff Buckley fue encontrado cinco días después de su muerte a las orillas de Beale Street, cuna del blues.

"Grace" consigue ser de esos discos por los que el tiempo no pasa, a donde uno acude cuando quiere escuchar lo más primitivo de grupos como Radiohead o Muse.

Lo negativo de Buckley (por buscar la imperfección) son el reducido número de canciones con las que podemos disfrutar; en el otro lado, son canciones de naturaleza eterna, esas que uno desconoce que tienen, pero que permanecen impasiblemente atractivas ante el paso del tiempo y de su escucha.