


Siempre se genera la misma batalla sobre el arte de vanguardia cuando hablamos de pintores estilo Pollock, Miró o Rothko, ¿cualquiera podría ser capaz de hacerlo?.
Aunque todos ellos inician sus pasos en la pintura con una etapa más figurativa, su fase de abstracción es la que les lleva a la fama o el reconocimiento. Pues bien, si con ello no fuera suficiente, ¿como justificar algo tan a primera vista sencillo como una obra de arte de estos reconocidos autores?.
En la TATE modern gallery de Londres, durante estas semanas se realiza una amplia exposición sobre el pintor norteamericano Rothko que nos descubre las claves de su pintura. Es cierto que muchos de los artistas que emergen a mitad del siglo XXI tienen gran parte de su esfuerzo artístico (o justificiación de su arte) en los manuales de procedimientos o en la intención extra conceptual (fuera de la obra), a Mark Rothko le sería necesaría una capa diferente de entendimiento de su obra: los rayos ultravioleta que descubren un trabajo auténtico y de gran reflexión.
Las obra expuestas, sencillas en un primer vistazo, van enganchando conforme uno se acerca a ellas y explora los bordes o las capas que lo configuran. Observaciones con luz natural que pierden fuerza si conseguimos verlas tras la proyección de los rayos ultravioletas. La Tate presenta en una de sus galerías una breve exposición (sobre rayos uva) del alto contenido de capas, meticulosamente diseñadas, que Mark Rothko elaboraba para cada uno de sus cuadros. Numerosas capas que con la luz natural son imperceptibles para el visitante. Lo más curioso de todo, y quizás ahí emerga un arte todavía más tímido, es que el artista siempre defendio el ver sus cuadros a través de la luz natural.
Cuando uno observa las enésimas pinceladas, la orientación de estas o el límite imperfecto de las líneas verticales y horizontales de cambio de color, queda conquistado por la obra de este artistísta prolífico de los años 50, 60 y 70.
Como obra más destacable de la exposición, al margen de los conocidos murales de de las 4 estaciones, aparece triste pero con un componente único, los diferentes cuadros negros elaborados para la capilla de North Walls en Houston. Todo un atrevimiento oscuro, que marca una completa ruputura con la paleta de colores utilizadas hasta la fecha.
Las grandes dimensiones de las obras de Mark Rothko ponen de manifiesto la importancia que el siempre dió a la obra de arte, enunciando: " Pintar un cuadro pequeño siginifica posicionarte a ti mismo fuera de la experiencia. Sin embargo, si pintas algo grande, estas en el. Es algo que tu no puedes dominar".
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